Amor. Un sentimiento desordenado (El Ojo del Tiempo) (Spanish Edition)

¿es realmente lógico suponer una explicación lógica detrás de cualquier hecho de la naturaleza?

«El ser humano analiza con escrupuloso cuidado el carácter y el árbol genealógico de sus caballos, vacas y perros antes de aparearlos. Pero cuando se trata de su propio matrimonio pocas veces o ninguna se toma tanto esfuerzo»34. El hombre que escribió esto no era ningún filósofo con uniforme biológico. Era: ¡Charles Robert Darwin!

¿Hay que creer a David Buss, tras su encuesta del año 1993 entre estudiantes estadounidenses, en cuanto que a los hombres les gustaría tener a lo largo de su vida por término medio 18 compañeras sexuales y a las mujeres, sin embargo, sólo cuatro o cinco?

Parece que tenga algo que ver con la cultura que haya parejas que no quieran hijos a pesar de que sin duda alguna podrían permitírselos, que las mujeres sean sexualmente activas tras la menopausia y que aproximadamente uno de cada veinte hombres y una de cada treinta mujeres tengan inclinaciones homosexuales.

La segunda dificultad atañe al conocimiento exacto de las condiciones del medio del ser humano en la Edad de Piedra.

The Fragile Male (El hombre frágil): «El hombre es en primer lugar un fecundador de mujeres. Su impulso a inseminar genes en un ente femenino es tan grande que domina toda su vida, desde la pubertad hasta la muerte. Ese impulso es incluso más fuerte que el impulso de matar... Puede decirse incluso que la producción y reparto de espermatozoides es e

A los hombres les gustan las mujeres jóvenes, las mujeres guapas de labios rellenos y piel suave, firme, les gustan los ojos claros, el cabello brillante, un buen tono muscular, un conveniente reparto corporal de grasa, una expresión facial animada y un alto nivel de energía.

Muchos enunciados sobre la biología de nuestro deseo pertenecen sin duda a los niveles más bajos del gremio, apoyados y popularizados por psicólogos que creen hablar en nombre de la biología.

En la mitad de las culturas examinadas son las mujeres gordas, al contrario, las que pasan por atractivas. Una tercera parte prefería mujeres rellenitas. Y sólo el 20 por ciento sustentaba mayoritariamente el ideal occidental contemporáneo de la delgadez.